De vos me quedan
un puñado lugares para conocernos,
pocas fotos que no me animé a romper,
una promesa devenida en mentira
y el secreto para cebar un buen mate.
Serán de otra mis pasos,
mis imagenes y mis planes.
No seré yo quien florezca ante tus halagos,
ni se vuelva inmortal por tu mirada.
Sin embargo,
no es la tristeza
quien se acerca silenciosa
para sentarse a mi lado,
sino la nostalgia.
Sigue saliendo el sol
porque tuve un amor de oro,
una vez,
tal vez
un día...