Se dio vuelta y dijo: ''¿Para qué voy a mentir. No es de arisca, sino que no me enamoré jamás. Y eso que han sido tantos y tan variados como las piedra de una montaña. Claro que quise, pero cuando al tiempito no se ha vuelto especial sobre los demás, entonces no va a ser. Yo ya sé qué me va a decir 'Que no pongo ni un poco de voluntad', pero yo no quiero conseguir un amor a base de mucho remo, porque a la larga o a la corta no hay quién no se canse de remar. Cuando lluegue, se puede quedar tranquilo que, me va a salir.''
Y recién ahí pestañó