Su corazón, afinado y preciso con el bajo que apenas susurraba el principio de la historia. Las pupilas dilatadas. El color grabándose en imágenes del pasado borroso y el presente desinteresado. Era feliz-
Se dejo llevar por acordes que entraban por sus oídos, golpeaban en su cabeza y se desparramaban como hormigas por su cuerpo. Saltó, se liberó, vengó, reflexionó y, creo, que hasta se le escapó una lágrima.
Un amor incondicional. Feliz e incapaz de explicarlo.
Se acercó a ella y le tocó el hombro, temiendo alejarla del éxtasis en el que se ahogaba. -''¿Te acordás del primer recital de esta banda al que fuiste? Yo te llevé.''-
Le costó reconocerlo pero igual le sonrió y le dió las gracias. Dándose media vuelta se tiró de cabeza al mar de música. No creo que respirara, pero la ví flotar. Él, casi con la impunidad que le generaba haber sido el primero, volvió para romper su equilibrio. -"Cuando salimos del recital me dijiste que a la banda había que regalarle un metrónomo y esconderles el Banjo. Y ahora parece gustarte. se nota que te hace feliz''
Sonrió. Definitivamente, alguna vez, había sido otra persona.
1 comentario:
Hola Agustina, soy Moira, la chica que estaba el otro día en la plaza, ex compañera de teatro de Juli. La verdad es que ya no sé cómo llegué a tu blog, creo que por el fotolog de Punto Caramelo. En fin, lo que quería decirte es que me gusta mucho lo que escribís/cómo escribís.
Tengo un blog desde agosto de 2006, si querés pasar, estás invitadísima, sería un placer compartirlo con vos.
Un beso, y felices fiestas...
Moira
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