domingo, 23 de agosto de 2009

El rey

Él duerme y yo tengo miedo de que en sus sueños me olvide.

Yace en mi cama que ya es suya. Cuidadósamente desprolijo, seduce a mis sábanas que se alborotan ante el contacto con su piel. Tengo celos del lino y el algodón.

¡Qué no lo toquen!

¡Qué no lo despierten!

Él duerme y se desdoblá. Tiene paz en la cara y un mundo líquido donde se ha sumergido. ¿A dónde va lo que no veo? Respiro en su perfume el deseo de nadar con él y, en un mismo plano onírico, mis voluntades y mis inquietudes se baten a duelo. Verlo dormido me hamaca. Verlo dormido me inquieta.

Reina en mi lecho mientras su ejército conquista toda la habitación y se expande. En oportunidades soy su esclava, otrás su soldado y algunas veces su arma. Pero duerme y es mía su batalla. Es un gigante de nube dormido.

Si se fuese, sería mi cama un basto imperio de arena.

3 comentarios:

Pablo Camon dijo...

cambia todos los el por ella y rey por reina y me lo quedo para miii...besoooo mamii!

Julieta Pinasco dijo...

Nena, qué lindo que escribís. Gracias, Agus, por estar siempre aquí y ahí y por todas partes. Creo que ya ni me acuerdo bien de tu cara ni de tu voz...pero siempre voy a recordar tu corazón vaya donde vaya.
Besos muchos.

ONIRICICLOS dijo...

"Reino de arena", me gustan tus palabras que bien pueden doblarse, pero que bien plantadas, me recuerdan mis caminos madrugadores en casas ajenas, y despuès de leer esta crònica, el ego me preguntò: ¿alguien habrà escrito sobre nosotros?
Besos, Juan Manuel