viernes, 7 de marzo de 2008

La Capital que no fue

Es un pueblo tranquilo y de pocos habitantes. En las calles de San Carlos, todavía se respira el aire perfumado de las alturas y un poco de olor a tierra seca. A la siesta, las casas coloniales de la primera ciudad de Salta, se tiñen del color de La Pacha; y La Pacha, se tiñe del color que quiere. La plaza se baña de oro, dejan de tejer los telares y una caricia tibia roza la frente de los lugareños hasta que se quedan dormidos.

Duermen tranquilos, la montaña los proteje y hace eco en sus paredes de los sueños vespertinos.

Caminantes de la realidad onírica.

Queda paz en San Carlos todavía. Queda la gente y la tradición. Quedan los techos bajos, la iglesia de los Jesuitas, la nostalgia del mil seiscientos que ya no es.

Anterior a ésta, cuatro ciudades con cuatro diferentes nombres fueron fundadas, y cuantro veces fueron desbastadas por las comunidades de los pueblos originarios. Pero San Carlos perduró, eterna en el tiempo, resitente al avance de la modernidad, las lluvias, la gente...

A fines de 1500 el Gobernador Lerma tuvo la misión de establecer una ciudad capital para Salta y se convocó a un cabildo abierto con veintisiete representantes de las diferentes comunas. Eran dos las candidatas: El paraje de Siancas en el centro de la región, o San carlos en los Valles Calchaquíes.

Catorce votos contra trece, ganó la que hoy es Salta Capital. Tuvieron suerte, se salvaron por un voto.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Excelente texto, amiga.
Te juro que siempre intento escribir cosas del Norte pero me faltan las palabras... por eso dibujo.

que bueno que alguien pueda contar lo maravillos que es ese lugar.

La proxima vez, caminaremos a las afueras de la Pachamama y te muestro el lugar donde sucedio la epifania.

Anónimo dijo...

A veces no alcanzan las palabras para mencionar las maravillas que tenemos y que, sin embargo, no muchos apreciamos...

Aún así, sublime su descripcion =)

Besoooo !