Me culpo de haber pateado las bases, de haber boicoteado los siminentos. Aceptos los cargos, aceptá mis disculpas. Suficiente castigo tengo habiendo perdido toda autoridad sobre tus manos, la voluntad sobre tu cuerpo, la incondicionalidad sobre tu alma y tu corazón entero.
Era un camino seguro. De ida y de vuelta.
Tu confianza, tu apoyo en mi apoyo, ¿cuántas veces te los quité?
Ni convencerte, ni manipularte, ni prometerte... ni siquiera amarte.
Que el dolor que te causé desate tus alas. Y que, para cuando el horizonte esté más cerca que nuestra cama, te hayas olvidado de mí y de cuánto te hago falta.
Nacido y criado. Más años de los que llevo yo y a veces me parece que no pisaste esta tierra caliente ni un minuto. Me acuerdo, hablabamos para reir; para que el agudo sonido de nuestras risas como campanas barrieran cualquier ratro de preocupación. Siempre, todo iba a estar bien. Es una pena que ya no sepas qué decir para compensar la distancia. Aunque más me lamenta que no puedas ver lo mismo que he visto yo. 


