miércoles, 12 de noviembre de 2008

La pena de la lengua y la literatura

Aprendí de ella, sobre todo qué persona quería ser. Será por eso que no me cuesta leerle las lágrimas. Lejos y transparente. Cuánto tiempo que no formamos parte la una de la otra?
Me angustia su dolor como si fuese el mío. La fortaleza que mostró finalmente se ha vuelto un alma vulnerable. Yo sabía que podía pasar.
Dolor de madre, de distancia. El dolor que genera que tus planes tengan otros planes para vos. Dolor de océanos que cada vez tienen más agua y de canciones que la torturan pero la purgan.
Me dan ganas de preguntarle, pero prefiero imaginarla. Y pienso que es feliz sufriendo, porque sabe que todo lo que le falta está mejor parado en otro lugar. Incluso su tapadito rojo. Le daría un abrazo si fuese su amiga. También le diría, como me dijo alguna vez, que lo malo, así como también lo bueno, siempre pasa.
Tiene una valija que desarmó; un cuaderno con Margaritas en el que escribe dónde estará parada cuando sea feliz; un hijo que a veces me enoja; una prima que no conoce y un libro que le hace bien leer. El alma pura, el alma tuya, el alma en calma, que encuentra en el duelo la fuerza necesaria para la dicha. La dicha ya vendrá. La dicha ya vendrá porque yo también necesito convencerme.
Así, como la prefiero feliz sufriendo, la imagino guardando experiencias en algún baúl. Y seremos afortunados nosotros de leer cada uno de los pedacitos de su corazón roto.

3 comentarios:

Julieta Pinasco dijo...

Agust.
Si algo enseñan los días vividos es que todo, pero todo todo pasa. Eso me alivia siempre el corazón. Pablo estuvo 21 días internado. Ahora ya le dieron el alta y estamos todos tratando de aprender a vivir mejor en una familia que ha estado bordada en una y otra parte por el hilo rojísimo de la demencia. Eso es lo que pasa; pero Pablo tiene 22 años y va a salir porque, como todo, esto también pasará.
Gracias por tu afecto y tu cercanía
Un beso grande
Juli

Lighten Angel dijo...

Hola... estuve leyendo tu blog, la verdad que es muy interesante.

Sobre este post, no sé por qué, me hace acordar a "La vida secreta de las palabras"...
Te la recomiendo (es una peli).

Un abrazo, que estés bien.

Martín.- dijo...

odio cuando me quedo sin palabras, pero aún sin palabras te entiendo...