Hacía quince minutos que él se había ido y el corazón seguía casi tan agitado como el aliento. Pese al paso del tiempo las rodillas seguían chocandose una contra la otra y la cama no quería ser tendida. Rosó la lengua con sus labios que aún mantenían ese sabor, entre dulce y amargo. La piel todavía estaba en estado de alerta, encendida, lista para volver a ser acariciada. A su alrededor, quince minutos más tarde, todo seguía igual, la ropa tirada, la luz ténue, la botella de vino a medio tomar, una copa con lapiz labial, otra vacía. Quince minutos ya de su partida, y todavía no se había ido.
Repiró profundo, casi supirando. Sintió sus azahares penetrar por la nariz y asfixiarla dentro del cuerpo. El olor invadió su interior, su corazón, la habitación, la casa. Seguía presente.
-"No es perfecto"- Pensó-"Usa mucho perfume"-
3 comentarios:
Jajajajajajajaja
la botella de vino a medio tomar?! esa no te la creooooo
jajajaja
i am the fan number one ;)
me sentí identificada
siempre falta algo
se necesita un poco más
pero no demasiado
sino sobra
jaja besote
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